Publicado en Cuentos y Relatos, Naturaleza

El Secreto del Jardín


98.-

Y que regreso a eso de escribir, me es natural, no es fácil desde luego, ya son varios años escribiendo aquí y allá.

Bueno este relato lo voy a dividir en 2 partes, después de este empezaré a hacer algo que tenía pendiente, una novela de terror muajajaja, ya en serio sí, haré algo ambientado en algo más sombrío, lo que sí quiero hacer en El Secreto del Jardín, es ofrecer una serie de recomendaciones de seguridad para los niños, de ahí que meta varios comentarios enfocados a eso.

Y pues acordándome de que este valtz es el preferido de una tía, pues ahí va:

 

Viridiana tenía una extraña fijación por esas flores que a todo el mundo le parecían normales, los claveles eran parte de las cosas que le resultaban atrayentes a Viridiana, ella, una niña de 4 años bastante extrovertida, por todo hacía preguntas a su madre muchas de esas preguntas tenían que ver con su propia curiosidad innata, pero bueno hablar de Estela es hablar de una madre moderna, con empleo y poquísimo tiempo libre, tenía por tanto ante sí el disfrutar cada momento libre para con su hija, aunque el cansancio la venciera por ratos.

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El nacimiento de Viridiana fue él acontecimiento para Estela, ella deseó con todas sus ganas que su hija naciera, contra viento y marea desde el día que supo de su existencia, supo que ese ser vivo que llevaba adentro sería alguien especial, cuando oyó su primer llanto las lágrimas inundaron el rostro de Estela, Viridiana sería de ahora en adelante el motor que la impulsaría a ser mejor.

Conforme fue creciendo Viridiana, empezó a demostrar que sería una niña muy inteligente y con gran capacidad para entender; Viridiana preguntaba a su madre el porqué las mariposas volaban, el porqué la gente lloraba o sonreía, porqué aquel ancianito estaba pidiendo limosna por la calle, por qué la gente moría; muchas preguntas que a su corta edad demostraban mucha solvencia mental, Viridiana desde antes de cumplir los 3 años hablaba con total claridad, un signo más de que era una niña adelantada a los demás de su edad.

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Viridiana por las mañanas iba al Kínder, lugar donde había un gran jardín lleno de hermosas flores, Rosas de colores vibrantes, Margaritas amarillas y blancas, Jazmines de todos los tamaños; pero de entre todas ellas, una le llamó la atención, los claveles resultaron ser el foco de atención de esa pequeña niña de grandes ojos color café, por las tardes tocaba el contacto con su madre, mientras ella cocinaba para almorzar, venían las preguntas de Viridiana y ya por la tarde veían televisión o se ponían a hacer la tarea de Viridiana quien dormía temprano, pues le gustaba ir a la escuela y convivir con sus compañeritos.

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No he hablado del padre de Viridiana, él en su afán por tener a su amor, no quiso que Viridiana estuviera en sus planes, mucho tuvo que ver la inmadurez, mucho tuvo que ver el no saber qué destino tendría al lado de Estela y su futura hija, pues todo estaba nebuloso, pero las decisiones estaban tomadas, Estela decidió tener a esta niña por encima de todas las cosas y por cosas del destino se encontró con que el destino no era tan terrorífico ni sombrío como pensó, de encontrarse en una tormenta de nieve sola y desamparada, pasó a un cálido ambiente donde pudo tranquilizarse y prosperar, ahí no estaba sola, ahí tenía el impulso de mucha gente que logró ver el esfuerzo de una madre por su hija, hija que todos consideraban había llegado en el momento idóneo.

Pero no es que hable de una niña normal, ni esta es una historia normal, Viridiana tenía un por qué los claveles de aquel jardín de su escuela le llamaban la atención, poniendo atención creyó oír voces, lejanas, voces que no lograba entender qué decían, y estas voces parecían provenir de aquellas flores, algo que al principio la asustó, pero luego siendo curiosa como ella misma decidió investigar más a fondo, pero su maestra al ver la fijación que tenía con los claveles, decidió llamarla.

Así pasaron 2 meses y Viridiana desde su salón de clases veía aquellas flores, quería saber por qué ella oía esas voces y no solo eso, alcanzaba a divisar sombras de entre los pétalos de aquellas flores, quizá lo más extraño era que era la única persona que se daba cuenta de esos detalles tan extraños.

¡Niños cuando bajen por las escaleras usen el barandal!—La maestra Erika muy paciente con los niños, les daba indicaciones de seguridad al Salir de la escuela.

¡Mamá, mamá, mamá,mamá!

¿Qué pasa Viry? ¿Mamá las flores hablan? —No hijita, pero sí las flores y los árboles son seres vivos como tú y como yo, pero desde luego que no hablan, no tienen boca, ¿Quién te dijo eso?— No, nadie mami, yo he oído hablar a las flores entre sí—Estela sabiendo lo bienaventurada que puede llegar a ser la mente de un niño, decidió darle la razón a Viridiana, después de todo se podía uno permitir soñar cuando es niño, por eso no tomó mucho caso a lo dicho por su hija.

Viridiana perfectamente supo que las flores eran especiales, todo lo era, pero esas flores se las regaló su maestra Estela, sabedora de lo mucho que le llamaban la atención, por eso estaban ahora en la sala de su casa.

Poco antes de que se marchitaran, le pidió a su mamá que las pusiera en la parte de atrás de su patio, que ella, una niña de 4 años se encargaría de cuidar los claveles—Sabes mami, te voy a contar un secretito, estos claveles son especiales, son mágicos, si pones atención oirás sonidos que salen de ellos, sonidos hermosos, es la naturaleza viva…

 

Y con esto me quedo, la segunda parte será en el próximo post a más tardar el domingo nos vemos a la misma bati hora por el mismo bati blog.

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